jueves, 3 de marzo de 2011

Reseña de El Imperio del CO2 por Enrique Villagrasa

Nos movemos en la indeterminación conceptual, si hablamos de poesía, y hay que ver con mirada distinta a la tradicional de evocación, sugerencia y ritmo, y hay que arbitrar con nuevos modos y maneras. Y en eso estamos tras leer “El imperio del Co2”, de Lucas Rodríguez (Logroño, 1978), que en primera opción te deja con un no sé qué, no balbuciendo y sí perplejo, ante la ausencia de idealización y ante una utilización del lenguaje corriente, sin intención de subirlo en ningún ascensor a ninguna categoría: “La masa unánime y paciente / de la fuerza obrera /sale del cercanías.” Y sí con mucho ejercicio del recuerdo y dominio de la memoria reciente, o al menos del material que almacena, con gran ironía: “”Sólo espero que / al igual que alguna te cae todavía / en plan tributo, tú / hayas pensado en mí en alguna ocasión / mientras te amabas.” Así, el poema que da título al poemario y lo sostiene nos habla de “Este imperio que se deshace en cenizas color carne” y nos explica y da razón de la nueva estética que estamos viviendo (sufriendo) en el fenomeno cultural tan concreto como es la poesía y que a veces juzgamos con distinto rasero, y ya los valores culturales tradicionales no nos sirven y por eso “Y por fin, se traga la tierra tus edificios monolíticos”. Un poemario espejo de lo que acontece a nuestro alrededor con muchos aciertos y válido para el lector que con mente abierta se adentre entre sus páginas: “Es cierto que al final / siempre aparece alguien / que te salva la vida.”
Reseña aparecida en el suplemento Artes y Letras del Heraldo de Aragón

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